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La ejecución de una hipoteca ante el impago de la misma puede resultar crítica para el propietario del inmueble. Sin embargo, y al contrario de lo que se pueda pensar a veces, también lo es para el banco que concedió el crédito. Aumentar su ya ingente stock inmobiliario no es plato de buen gusto para las entidades financieras en medio de una carrera por ampliar sus reservas de capital. Una situación que, recomiendan los expertos, debe ser utilizada por los acreedores en apuros a la hora de afrontar sus dificultades. De anticiparse a que los problemas sean más graves, y de explorar las diversas vías alternativas que puedan adoptarse, dependerá, en muchos casos, que la falta de solvencia culmine en un embargo. Desde el propio sector admiten que están dispuestos a flexibilizar las condiciones más allá de lo que aparentan. El observatorio de Agencia Negociadora, empresa dedicada a mediar entre deudores y acreedores, muestra que un 30% de las ejecuciones hipotecarias pueden evitarse mediante acuerdos.
Guia de 8 consejos
1. Acudir a la competencia es el primer paso que sugieren dar desde la asociación de consumidores Facua. "Si se prevén problemas para pagar las cuotas de la hipoteca, antes de ir a pedir favores a nuestro banco, lo
primero es acudir a otro para ver si nos hacen alguna oferta", expone Rubén Sánchez, portavoz de la asociación. "Es importante hacerlo antes de estar asfixiado por la posibilidad de caer en el impago, y acudir luego a nuestra propia entidad que podría igualar o mejorar la oferta de la competencia", prosigue. 2. "Argumentar al banco que llegar a una situación de impago sería también perjudicial para ellos", añaden desde Facua, debe ser la baza esgrimida por el deudor en caso de pasar por una mala coyuntura económica. "A la larga ganan más dinero si te mantienen hipotecado que si te embargan", señala, un razonamiento que hay que tener asumido y utilizar en la negociación.
3. Alargar el plazo del préstamo concedido sobre el inmueble suele ser la primera opción que consienten las entidades. La hipoteca, en lugar de establecerse a 20 años, puede pasar a 30 años, lo que rebajaría sustancialmente la cuantía de las cuotas mensuales que se deben afrontar.
4. Renegociar los tipos a la baja es otra de las alternativas que puede llegar a ofrecer la entidad para evitar el impago. Este tipo de arreglos se pueden establecer por un periodo de carencia de un año, e ir renegociándose a partir de ahí.
5. Aumentar la vinculación con la entidad también puede servir como moneda de cambio para lograr un trato más flexible y ventajoso. Así, aunque muchos bancos y cajas reclaman domiciliar la nómina o contratar las tarjetas de crédito a suscribir la hipoteca, suelen contar con otros productos como seguros de vida, de hogar, planes de pensiones, etc.
6. La dación en pago, es decir, la entrega de las llaves del inmueble como pago único que salde la deuda contraída al firmar la hipoteca, no está contemplada en la legislación española. Esta obliga a abonar a la entidad la diferencia que haya entre el precio de la vivienda y el crédito contratado. Lo cual no significa que no sea posible llegar a un acuerdo con la entidad, si el precio sigue siendo atractivo, por ejemplo, que extinga toda la responsabilidad hipotecaria.
7. Entregar la casa al banco como grueso de la parte de la deuda contraída puede resultar un trato más beneficioso que dejarse morir hasta la ejecución hipotecaria. Si la entrega del inmueble se pacta, hay cierto margen para valorar el precio que vale, y restarlo del crédito pendiente. La parte restante de la deuda no sería embargada, sino que sería acordada con el banco, quien podría postergar su desembolso o establecer condiciones mucho más ventajosas que las que suponen el pago de las letras.
8. La venta del piso es, claro está, otra de las fórmulas posibles, en la que el banco puede llegar a ser un aliado. La necesidad del sector financiero de sanear sus cuentas hace que muchos prioricen la venta de los inmuebles para evitar así tener que incluirlos en sus balances y provisionarlos.
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