Ingvar Kamrad podría haber evadido hasta diez millones de euros a través de la fundación secreta 'Interogo Foundation'.
El poderoso magnate sueco fundador de Ikea, uno de los hombres más ricos del mundo, ha sido descubierto en un reportaje de la televisión sueca como sospechoso de burlar dinero al fisco, a través de una fundación secreta ('Interogo Foundation') que dirige el 3% de todas las ganancias de Ikea al conocido paraíso fiscal de Liechtenstein.
En una confrontación directa ante un reportero, Ingvar se indigna y contesta de mala manera ante las cámaras, visiblemente irritado ante las preguntas sobre la veracidad de su maniobra económica. Las cantidades burladas al fisco serían astronómicas, unos diez millones de euros. Esta operación de Ingvar Kamprad no es ilegal pero éticamente muy cuestionable.
Al día siguiente, Ingvar se excusaba diciendo que Ikea ha pagado al fisco más de medio millón de euros (seis millones de coronas suecas) los últimos diez años y que el dinero de la fundación, hasta ahora secreta, es necesario para la supervivencia de Ikea y de su crecimiento a largo plazo.
La hasta ahora inmaculada fama del magnate ha sido cuestionada seriamente. Para muchos suecos, Ingvar
Kamprad es poco menos que un santo popular de orígenes humildes que por su propia capacidad ha conseguido un gigantesco imperio de cadenas de supermercados de muebles en todo el mundo. Es un poco como lo que a los españoles nos pueden doler las acusaciones al ciclista Contador y a otras estrellas del deporte, o como si Guardiola se vendiera al Madrid.En documentales sobre su persona siempre se le ha presentado como a un sueco ordinario y sencillo, con fama de tacaño en el buen sentido, viajando en coches normales, en tren y en los vuelos más económicos. Los muchos empleados en Ikea suelen estar satisfechos con los términos de sus contratos laborales y la imagen ética del consorcio es muy cuidada en relación al medio ambiente y al trabajo infantil en países del tercer mundo.
El público sueco ha reaccionado eclécticamente: ¿Bueno, y qué? No la líen. Ikea es buena para nuestra economía y política de empleo. ¡Seguiremos comprando!.
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